
Amed
Amed
Amed es uno de esos lugares que me enamoraron. Su onda relajada y ritmo tranquilo me cautivó desde el primer momento. Este pueblito tiene una larguísima calle (sí, sólo una), que está rodeada de la vegetación típica de Bali, un impresionante volcán y largas playas.
La mayoría de sus playas son de rocas y arena volcánica negra, y lamentablemente tienen bastante basura y están repletas de barcos en sus orillas, lo que no las hace un lugar perfecto para tirar la toalla y descansar, sin embargo, si te gusta practicar snorkel o buceo, es un lugar realmente extraordinario, el mejor de todo Bali, ya que cuenta con una rica y extraordinaria biodiversidad marina y gran visibilidad submarina. Es tan bonito, que Andrés se levantaba a las 6 de la mañana para hacer snorkel y tener la playa solo para él.
En muchas de sus playas encuentras pequeños restaurantes en la orilla donde algunos tienen tumbonas con sombrilla.
En resumen, Amed es tranquilidad. Desconexión, relajo. Donde se puede vivir la slow life de hacer poco y disfrutar mucho. De todas formas, tienes bastantes atractivos turísticos a su alrededor, por lo que muchos turistas optan por alojarse aquí para visitar templos como el Lempuyang Temple, Tirta Gangga o Besakih Temple, o porque también están muy cerca de las Gili Island (35 minutos en lancha rápida) pero para mí es muchísimo más que un pueblito de dormitorio, merece la pena quedarse unas 2 ó 3 noches.
GUÍA DEFINITIVA PARA DISFRUTAR LA TRANQUILIDAD DE AMED EN BALI
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